Se apagan las luces. Empiezan los gritos, mezcla de agudos y voces roncas. El público, familias y metaleros en su mayoría, empieza a sentir como tiemblan las piernas. En la pantalla gigante vemos el ingreso de la banda y parece que es el punto máximo de ebullición. Pero eso recién llega con la ya mítica presentación: ‘¡All right, Buenos Aires! You wanted the best, you got the best. The hottest band in the world… ¡KISS!’. Pegado a ese hermoso grito de guerra empieza a sonar Detroit Rock City con sus explosiones introductorias y listo, estas viendo a la banda más caliente del mundo en vivo.
Luego de la euforia indescriptible de Detroit Rock City pasamos a Creatures of the Night, un clásico de los ochenta que baja un poco la exaltación pero mantiene un clima hermoso para lo que viene. Y lo que viene es Psycho Circus, un tema que parece hecho a medida para el agite argentino. Y welcome to the show hermano. Quien pudiera llegar a los 70 años como estos viejitos piolas. Algunos se acomodan a apreciar el show, otros te poguean hasta los solos de Tommy Thayer que no es Ace Frehley pero está muy, muy bien. Terminado este tema me convencí de que con ese arranque habían garpado cualquier plata que hayas pagado por estar ahí.
‘Olé, olé, olé. Olé, olé, olé, olá. Cada día te quiero más. Yo soy kissero, es un sentimiento, no puedo parar’. Y Paul no entiende nada pero responde con su clásico ‘You know, no hablo en español muy bien pero comprendo sus sentimientos y mi corazón es suyo’ con un acento que da entre risa y ternura. Luego de un jueguito clásico de los megarecitales con la gente pasamos a I Love It Loud, quizás los únicos momentos de respiro y un poco de calma en todo el recital, y War Machine que termina con Gene escupiendo fuego por la boca.
Paul avisa que recién estamos empezando y anuncia que van a tocar un tema de Destroyer, ese hermoso disco de fines de los 70. Y arranca Do You Love Me. Algunos arrancan a poguear hasta que entienden que es un tema para cantar paradito en el lugar, sonriendo y disfrutando. Ya habrá tiempo para saltar. Toma la posta Gene y nos vamos al primer disco de la banda para que suene Deuce. Y es bueno para que Paul tenga un descanso para esa voz tan vapuleada. En los recientes conciertos de Chile, Colombia y Ecuador se puede ver como a mitad del recital se le quiebra la voz y termina cantando lo que puede. Por suerte acá no paso eso, al menos no de esa manera.
A continuación Hell or Hallelujah, que es un lindo tema del último disco de estudio de la banda pero no mucho más, no hubo mucha respuesta por parte de la gente. Luego de un espacio para los solos de guitarra con pirotecnia de Tommy pasamos a Parasite con ese riff y sonido más pesado del KISS de los 70. Y como dije, iba a haber tiempo para saltar: Lick It Up. Las llamaradas que se prendían en el escenario se sentían en la cara mientras tratabas de mantenerte en pie.
Llega entonces el momento del demonio. La gente corea ‘Simmons, Simmons’ y el bueno de Gene se llena la boca de sangre, hace un acting entre un montón de humo y un arnés lo lleva a una plataforma cinco metros arriba del escenario. God of Thunder señores, el tipo es el demonio en serio. La gente inclina la cabeza para ver con respeto y admiración a uno de los tipos que mejor ha construido un personaje en la historia del rock.
Después de ese momento casi terrorífico pasamos al glamrock kissero de fines de los 80. Suena Hide Your Heart y el público se prende con el coro simpatico, porque KISS también es eso. Y está buenísimo que así sea. Ya va más de una hora de recital y es momento de un clásico de los recitales de la banda. Paul, arnés mediante, vuela hacia un escenario montado en el medio del público y arranca la batería de Love Gun que parece que anuncia el fin del mundo. La gente le da la espalda el escenario principal y observa a su ídolo, más cerca que nunca. Y hay tiempo para una ‘balada’, más con esas gotas que empiezan a caer. Después de una larga introducción de guitarra Paul entona la primera frase de Black Diamond en conjunto con casi la totalidad del público que empieza a comprender que se acerca el final.
Luego de una retirada del escenario que no se creyó nadie la banda vuelve para tirar toda la carne al asador. A Shout It Out Loud le pegan I Was Made For Loving You. Y la cancha se viene abajo. Nunca vi tanta algarabía junta. Bah si, justo inmediatamente después. Suena Rock And Roll All Nite y parece que no importa más nada en el mundo. Quedé en posición horizontal en el aire varias veces mientras volaban papelitos por doquier. Hermosa sensación. Muchas caras de alegría y agradecimiento por estar ahí se veían cuando prendieron las luces. La banda ya se había ido pero sonaba por los parlantes God Gave Rock And Roll To You mientras un hermoso show de juegos artificiales se veía en el cielo de Liniers.
A la salida del recital me agarró (a mí y a toda la gente que se acercó a la cancha de Velez) una tormenta que parecía el diluvio universal. Entre risas y cánticos la gente corría por la Avenida Juan B. Justo. Pasé tres horas bajo la lluvia esperando un colectivo con un montón de fanáticos de esos superheroes del rock and roll. Y todo fue hermoso.